El arte de protegerse
Los cangrejos se han diversificado
de manera extraordinaria en relación al medio. Sin duda el más llamativo es el
cangrejo ermitaño que, por no poseer caparazón propio usa uno de segunda mano y
se aloja en una concha de caracol a la que va cambiando por una mayor a
medida que va creciendo.
En ocasiones una cangrejo corta un
pedazo de esponja y la coloca sobre el caracol, la esponja por tener células
independientes sigue creciendo (ver Secretos nro 17) cubriendo
la concha por completo entonces, cuando el cangrejo siente la presencia de
un predador se queda quieto y pasa desapercibido. Pero también
puede suceder que una anémona se pegue al caracol logrando de esta manera
ser transportada en busca de alimento sobre el inquieto cangrejo
que le permite alojarse sobre él, a cambio de la protección que ella
le brinda con sus urticantes tentáculos. Incluso cuando el cangrejo cambia de
concha le da tiempo suficiente a "sus" anémonas para que se muden.
La mayoría de los cangrejos
ermitaños tiene por "compañero de habitación" a un pequeño poliqueto. Estos
pequeños organismos marinos, semejantes en forma a una lombriz, se
desplazan por medio de pequeñas cerdas. Cuando un poliqueto se va a vivir con un
cangrejo ermitaño consigue no sólo una casa segura sino también alimento ya que
cuando el cangrejo come el poliqueto saca la cabeza y consume lo que su
compañero deja caer. Sin duda alguna, un singular y simpático trío que se pasea
despreocupadamente por el fondo del mar.
Tito Rodriguez
Director
Instituto Argentino de
Buceo
"No se
puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se
conoce"
Además es una
hermoso recreo en una semana de trabajo, ¡ Que sea buena !
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